Con tanto revuelo que hay con el precio del vino no hay nada mejor que hacer un ligero sondeo de campo para ver cómo está el percal. Basta con elegir una marca y ver que tarifa tiene en sus distintos escaparates. No es que sea éste un metódico y complejo análisis de situación pero sirve para vislumbrar los precios que alcanza en el mercado. La metodología ha sido descolgar el teléfono, preguntar, anotar y analizar. Así de sencillo.
El vino en cuestión es uno de los tintos más laureados del Campo de Borja, un semicrianza elaborado con Garnacha para más señas -el pecado y el pecador se revelan si uno quiere y yo no quiero hacerlo-.
Resulta que el susodicho tiene un precio en bodega de 12€. La misma referencia en una tienda especializada de la capital aragonesa es de idéntico precio -dos mil calas de las de antes-. Pero si la buscamos en otro comercio vecino desembolsaremos 1,5€ más que en la primera.
Una gran superficie nos vende la botella on-line a un precio definitivo de 12,30€, sin contar los gastos de envío. Incluso en otra dirección web lo he visto a un precio inferior al de la venta directa en bodega (a 11,90€).
Ahora llega el restaurante. Son todos de Zaragoza y los precios van desde los 16,60€ (ese mismo garito lo sirve a 2,60€ la copa), hasta los 24€ pasando por 17€, 18€ y 19,75€.
Las conclusiones a extraer de este micro-estudio son claras y ahí quedan, para que cada cual les de las vueltas que quiera. Antes de hacerlo que se acuerde de Miguel Luque y de su célebre frase ochentera “busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo”.