La organización de la prueba -a través de mi colega Javier Forcén- me lo acaba de confirmar: este año llevaré el globo de 50 minutos en la 10K de Zaragoza. Nada mas recibir la noticia he querido escribir estas líneas porque, como podréis imaginar, me hace una ilusión tremenda.
El año pasado ejercí de liebre por primera vez en mi vida y es otro rollo, es vivir una carrera desde otra perspectiva. La responsabilidad es la que impera ya que del ritmo que marques dependerá que otros corredores populares logren sus objetivos.
Me acuerdo que en la edición anterior el Garmin bailó todo lo que quiso -será cosa de los satélites y los edificios, yo qué sé-. Hubo momentos que marcaba ritmos por debajo de 3´/km, algo que efectivamente es imposible para mi, y otros en los que sobrepasábamos los 14´en cada mil. Menudo devaneo ir mirando el reloj, intentando cuadrar cada kilómetro, pensando «la estás pifiando pero bien». Al final el tiempo real fue de 55´37´´ así que objetivo cumplido… aunque como decían en la escuela, necesita mejorar.
Me imagino que el próximo día 9 de junio, a las 10:00 de la mañana, volverán a resurgir esos mismos nervios aunque haber llevado el globo en Alcañiz me ha dado algo más de experiencia -esto último debería estar muy entrecomillado-.
Estamos a poco más de una semana vista y habrá que preparar única y exclusivamente los 10.000 metros. Por lo tanto, hago un breve parón en las salidas por el monte porque lo prioritario en estos momentos es el 10K de Zaragoza. Eso sí, al día siguiente retomaremos las sendas y los desniveles porque el Trail del Sobrarbe está a la vuelta de la esquina.
Si alguien quiere acompañarnos en el grupo de 5´/km allí estaremos. Juro por un Bollinger RD del 96 que intentaré cuadrarlo todo para que veamos un 50´como una catedral en la meta.