A una semana vista

Parecía que no iba a llegar nunca y resulta que el “falta mucho” se situó “a la vuelta de la esquina” en un visto y no visto, y definitivamente ha llegado el “lo tenemos encima”. El Trail del Sobrarbe está cerca. Es una de las pruebas de fuego que tenemos previstas para este 2013, la que supondrá nuestro bautismo en carreras de montaña –lo digo en plural porque también lo es para mi hermano-.

El sábado 29 de junio correremos la versión más corta y asequible de esta prueba. Son algo más de 23 kilómetros, entre Bielsa y Plan, y cuenta con un desnivel absoluto de 1.800 metros. La distancia no intimida pero si el perfil. Para empezar porque los repechos más fuertes se concentran en el primer tercio de la carrera… en ocho kilómetros se pasa de 980 metros a 2.100. Si los Navascueses llegamos enteros al Collado de la Cruz de Guardia igual hasta terminamos con cierta dignidad.

Los nervios y la incertidumbre hace días que hicieron acto de presencia. Mi hermano está concentrado en la QH –donde marcará un tiempazo, seguro- pero servidor empieza a estar flanín. Que si el collado estaba con mucha nieve hasta hace dos días, que si me descargo el track para llevar o no gps, que si cerramos el alojamiento, que si toca entrenar cuestas, que si me adapto a las nuevas zapas de trail… mil historias. A estas horas, cuando todos los cabos están amarrados, es cuando debe prevalecer el primer planteamiento que nos hicimos el brother y yo: no importan ni los ritmos ni las posiciones porque tampoco sabemos lo que nos espera. Iremos de estreno, a pasar un buen día en el monte y a alucinar con los rincones tan chulos que hay en esta parte del Sobrarbe.

He comentado con algún corredor experto este plan y todos han coincidido en que hemos optado por la elección más acertada. Empezar con algo sencillo y no tener ninguna pretensión -salvo la de pasarlo bien- es lo correcto. Así que veremos cómo se presenta el día D y cómo transcurre todo.

El desnivel lo contrarrestaremos con los entrenamientos de estos meses; a la inexperiencia le haremos frente con mucha ilusión, la que los dos tenemos por hacer algo nuevo. Mal se nos tiene que dar para no entrar en la meta de Plan con una sonrisa de oreja a oreja, aunque seamos los últimos. Eso nos la trae floja. Hay que priorizar y nosotros tenemos claro qué es lo importante.

Ya os contaremos.

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¿Cuándo empiezan a comprar vino los jóvenes?

Lo hablé hace tiempo con varios colegas de profesión y coincidimos en cuándo es el momento exacto en el que los jóvenes adquieren las primeras botellas. Hasta que no se emancipan no suelen comprar vino ya que sus consumos se limitan a celebraciones familiares y poco más.

Sin embargo, cuando ejercen de anfitriones o son convidados el cuento cambia. Ahí está el paso determinante. Tienen que quedar bien y por ello no agasajan a sus amigos con litros de calimocho, ni regalan litronas de supermercado. El vino en ese instante se convierte en una herramienta tremendamente eficaz pero, claro, ¿qué ocurre?. Pues que se pierden ante un interminable aluvión de marcas, zonas y referencias.

Los impulsos de compra, en ese momento de indecisión, hacen el resto. Unos se decantan por las marcas que les suenan y que les transmiten “calidad” al mismo tiempo. Otros, cada vez más, se dejan aconsejar en las tiendas especializadas y terminan llevándose lo que les ha recomendado el dependiente. Luego están los que se guían únicamente por el precio, los que piden opinión a papá, los que optan por lanzar una pregunta al aire en las redes sociales y esperar respuesta, los que escogen una botella de diseño súper tope guay sin importarles nada más. Hay de todo.

Si las propias bodegas pudiesen anticiparse a ese instante sería fabuloso. Pero claro, muchos cursos de cata intimidan, la gran mayoría de las acciones de comunicación están dirigidas a gentes del propio sector -véanse sumilleres, responsables de compras, periodistas especializados…-, en locales nocturnos el vino brilla por su ausencia… lo tienen jodido.

Total, que en estas seguimos, esperando a ese profeta que tire al traste muchos códigos de comunicación empleados hasta la fecha. O, mejor dicho, que tenga en cuenta a un nicho de mercado ávido de recibir propuestas frescas, bien dirigidas y con fines menos serios de los que han pululado en los últimos años.

Por lo que sé, hay ejemplos que persiguen tal fin, proyectos y acciones que miran de cerca al público joven y honrosas excepciones que han dejado huella. Pero no lo suficiente. Naturalmente no es una cuestión que vaya a motivar al personal de la noche a la mañana pero, como ya se sabe, andando se hace el camino. Cada cual puede aportar su pequeño granito de uva.