Para gatos y perros

Definitivamente nos hemos vuelto majaretas. Se nos ha ido la cabeza pero mucho, muchísimo. Pensaba que la esfera vitivinícola no toleraba ya ninguna extravagancia más pero no. Resulta que, como si fuese un ejercicio de “a ver quién la suelta más gorda” volvemos a superarnos.

Cuando salió a la venta aquel winebra -una mezcla de camelback y sostén- creía que habíamos tocado techo. Sin embargo, ahora me entero que en Japón se comercializa un vino para gatos y se me saltan las dioptrías. Que si, que si, como lo oyen. La empresa nipona “B&H Lifes” lo ha hecho posible.

El Nyan Nyan Nouveau es un “vino” que está elaborado con Cabernet- Sauvignon, con no sé cuántas hierbas y, además, está enriquecido con vitamina C, para que los misinos se lo pimplen a gusto y no les falte el aporte vitamínico necesario. Los dueños de las mascotas no tendrán que preocuparse por las turcas de sus felinos porque es una bebida sin alcohol.

Según tengo entendido es un proyecto en fase de prueba -menos mal- y tan sólo se han elaborado mil unidades. Por cierto, se venden a cuatro dólares la botella.

Los perros no se quedan al margen porque también tienen sus propios bebercios. La empresa británica Bark Vineyards -literalmente ladridos y viñedos- ha creado una línea de productos que imitan al vino. Tampoco tienen alcohol así que no hay por qué preocuparse de la melopea canina. La gama es bastante amplia ya que los varietales que se comercializan son Barkundy, Sauvignon Bark, Pinot Leashero, Meowlot y White Sniff-n-Tail. Eso sí, cada botella de 37,5cl cuesta 13 dólares y la de 75cl, la estándar, unos 20.

Yo no tengo mascota y quizá no sea demasiado objetivo. Ahora bien, sabiendo que hay peluquerías, prendas de alta costura, hoteles especializados y demás historias para las mascotas tampoco me extraña que haya dueños que quieran complacer a sus animales de compañía con una copita de tinto.

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Experiencias y momentos de la 10K Zaragoza

No va a ser esta la crónica habitual de una prueba porque eso solemos hacerlo con frecuencia los que blogueamos sobre running popular. Además, de vez en cuando hay que darle un giro al temario y, por esta razón, prefiero compartir mi experiencia en la 10k de Zaragoza a través de las emociones que coincidieron en la mañana del pasado 8 de junio.

La novena edición tuvo varios añadidos: se había batido el récord de participación (4.000 almas), el 44% eran chicas –muchas procedentes del 10k Reto Women Running-, coincidí con muchísimos amigos y, sobre todo, volvía a guiar a los que querían hacer 55´. El grupete al que acompañé fue más numeroso que otros años y las caras de alegría denotaban muchísimo júbilo al pasar bajo el arco de meta.

Nada más llegar, tras ver el 55´10´´ en el peluco, me quedé a esperar, animar y felicitar a los llegados. La satisfacción personal es la hostia. Comprobar cómo personas que nunca han corrido terminan eufóricas es muy gratificante, mucho más que superar cualquier marca personal y rascarle unos segundos insignificantes al crono. Ir de globo es otro rollo porque corres para los demás. Sin duda, fue un honor formar parte de esta carrera. Desde aquí mi agradecimiento a la organización por hacerme un hueco.

10428467_10204079790424205_6643048705124782107_nBesos, abrazos, choques de manos y palmadas en la espalda son las maneras con las que nos demostramos afecto. Pero en una meta parece que cobran mayor dimensión. Recibí un hostión en el omoplato que lo confirma… sin acritud.

Hubo muchos que no pudieron conseguirlo o que estuvieron a punto de llevarse un buen susto porque el calor fue sofocante. Los servicios médicos iban más rápido que muchos corredores… no daban abasto entre lipotimias y golpes de calor. Por fortuna no se registró ninguna incidencia grave.

Quizá algunos, los menos versados, desafían demasiado a sus propias posibilidades. No hay que llegar a esos extremos porque ésto, para los que somos popurruners, es simplemente un divertimento, una sana adicción que jamás debe írsenos de las manos.

Incluso para los que acabaron hiper jodidos la 10k zaragozana fue una auténtica pasada. Muchas chicas del reto conocieron en primera persona lo que significa culminar un propósito. Y el resto, los que reincidían en carreras populares, volvieron a experimentar lo que supone participar en una prueba de tamaño calibre.

Estuvo muy bien. Por el antes –la feria del corredor era un festival-, el durante y lógicamente el después. Caras de felicidad, litros y litros de líquido bien para hidratarse o para brindar, gestos emotivos y alegría desbordada, grupos que comentaban la jugada, gente que nos resistíamos a marcharnos de los aledaños del Príncipe Felipe, entusiasmo generalizado… la de momentos que se agolparon en la 10k.

Solamente por vivir experiencias de este tipo merece la pena calzarse las zapatillas. No hay que volverse loco porque es tan sólo una afición. Aunque este último sólo debía haberlo escrito entre muchas comillas.

 

La antítesis del low-cost en España

Llevamos mucho tiempo mirando cada céntimo que gastamos –y también el que ganamos- porque esto de la crisis nos ha ajustado pero bien. Cualquiera tiene a mano un sacabocados con el que agujerearse todavía más el cinto.

En el vino, también ahora, buscamos el bueno y barato -el bonito ya no nos importa tanto-. Quizá por esta razón, el segmento de entre 3 y 5€ la botella es el que más esperanzas tiene, el que más movimiento registra.

Vinos frescos, jóvenes, con un ligero paso de barrica para darle un poco más de rollo y que sean capaces de encandilar tanto al profano, como al entendido. Punto. Menuda parva encontramos en esa franja de precio… verdaderos vinazos.

Lógicamente, los terriblemente caros siguen estando presentes a pesar de que su rotación sea más lenta. Aunque haya ricachones que demandan productos opulentos –da igual que sea una botella, un traje, un coche o un perfume- los precios de según qué referencias son estratosféricos.

¿Se han parado a pensar cuáles son los vinos más caros de España?. Pues he de decirles que tenemos unos cuantos.

Por 990€ encontramos a una de las grandes referencias, considerada un mito por razones argumentadas. Está en el Priorato y es L´Ermita, de Álvaro Palacios.

La segunda marca más cara se localiza en Toro y responde al nombre de Teso La Monja. La añada de 2008 cuesta 900€ contantes y sonantes, algo más de lo que vale La Faraona 2011, un berciano, monovarietal de Mencía, que se sitúa en 770€.

En la Ribera del Duero está otro de los inaccesibles –al menos para muchos de nosotros-. El Pingus 2011 se establece en 500€ la botella. Ya vamos bajando… aunque por ese mismo precio también podríamos decantarnos por un amontillado: Zoilo Ruiz Mateos Generoso. También del sur procede el siguiente. La Reliquia Pedro Ximenez Generoso se mueve en torno a los 484€.

La lista es mucho más amplia (Enate Uno Chardonnay 2011 a 295€, Pesus Viña Sastre 2019 a 250€, Contador 2011 también a ese mismo precio…) pero tampoco es plan de recrearse en este inalcanzable segmento cuando lo que habitualmente bebemos no llega a las mil pelas de las de antes.