El pasado 25 de enero, con un viento que tumbaba la vertical, fui con el 10K Club Zaragoza al Monegros Trail, una prueba que en su primera edición superó todas las previsiones de participación/repercusión.
Casi 80 de nuestras campeonas tomaron la salida de la distancia corta aunque a los 8kms iniciales hubo que sumarle casi dos más de regalo. Calentamos como siempre con nervios y sonrisas, fuimos agolpándonos en la línea de salida, el cierzo ya nos castigaba de lo lindo, cuenta atrás y go, go, go.
Las más rápidas del club salieron a toda mecha y servidor permaneció a mitad de pelotón con el resto. Había que animar al personal porque lo fácil era desistir y abandonar. ¡¡¡Pero no rebló ni una!!!.
Pistalucio de unos 3.000 metros, avituallamiento –el aire se llevaba los vasos y los pobres voluntarios no sabían qué hacer para mantenerlos en pie-, primeras rampas suaves y entrada en un pinar con sendas muy trotonas. Me quedé con Blanca y Rocío mientras nos pasaban las balas de la distancia larga. Ni mirábamos el reloj, ni sabíamos la distancia que restaba… no nos importaba miaja. Lo único que sabíamos era que íbamos en última posición… ¿pasaba algo?. Pues no. Nosotros a lo nuestro, a terminar bien sin importarnos el lugar que ocupábamos. Y animando a todos y cada uno de los corredores que nos animaban. Lástima no haber llevado pompones naranjas. Copón.
Entramos en meta felices y contentos, y allí estaba el resto del grupo. Hubo de todo: podios, buenas sensaciones, gente jodida que maldecía el viento, otras que habían acusado la distancia extra… en donde sí coincidimos todos, corredoras y monitores, fue en la satisfacción de haber hecho bien los deberes. La alegría era contagiosa porque, además, a pesar de terminar el objetivo de la jornada, quedaba una bola extra como regalo.
De Robres nos marchamos a Alberuela de Tubo para hacer el cabra por el parque de aventura “La Gabarda”. Tirolinas, puentes tibetanos, cuerdas… lo pasamos en grande jugando a ser tarzán –o Jane, mejor dicho-. Tras la comida del grupo, que sirvió de colofón a un día súper intenso, vuelta a casa. Antes incluso de llegar a Zaragoza muchos de los que coincidimos en esa jornada ya pensábamos en la siguiente cita. Será en marzo y habrá nieve… garantizado.