Tengo varios amigos a los que el vino no les sienta bien. Y no me refiero a las cogorzas o malos tragos, que eso es harina de otro costal, sino simplemente a que les duele la cabeza nada más tomar un insignificante sorbo. Qué faena esto de las intolerancias y los malestares, ¿verdad?. No es que tengan una enfermedad o sean alérgicos a él, sobre todo al tinto, pero vaya, que para el caso como si lo fuera porque no prueban gota.
A veces hablamos de ello, de cuáles son los motivos que les producen indisposición. Normalmente se les suele echar la culpa a los sulfitos pero parece ser que no, que no son éstos, sino un compuesto orgánico llamado histamina.
No me había dado por pensar en este asunto pero son varios los que soportan esta cruz -yo al menos lo considero un calvario- así que charrando y leyendo hemos ido “profundizando” en el origen.
Resulta que la histamina está presente en muchos alimentos, incluida la uva, y es procesada y metabolizaba por una enzima llamada Diamino Oxidasa (DAO para los amigos). Cuando alguien tiene carencias de esta enzima le es más complicado asimilarla y por eso provoca estas fastidiosas molestias.
Pero es que, además del vino, las histaminas también están presentes en otras bebidas como té, refrescos, cerveza, sidra y las alcohólicas salvo los destilados. Y aquí es cuando la cosa mosquea. Siempre señalan al vino y no a las demás. Se culpa al vino y no a otras bebidas, como se le hace a los sulfitos en lugar de a las histaminas. No te jode.
Si a alguno de vosotros le sucede que lo consulte directamente con un experto. Este blog no pensará en historias de estas sino que seguirá preguntándose, por ejemplo, por qué siguen descendiendo los consumos. Seguro que sólo las histaminas no tienen la culpa.
Pues a mi no!!!
Pues que me alegro. Mira tú qué cruz si el ser humano fuese intolerante al vino. Yo al menos me moría a la de tres.